Por: Luis Trelles
Son muchos los intérpretes de cine que han pasado a engrosar las filas de los realizadores. Han optado por estar, en vez de frente a las cámaras, detrás de las mismas con la esperanza de llegar a convertirse en directores-autores. El caso más reciente es el del actor de origen escocés, Ewan McGregor, al que se debe la dirección de American Pastoral.
Este filme convierte en realidad cinematográfica un libro, el primero de una trilogía, escrito por Philip Roth en el año 1997. En él y a través de sus personajes y de las diversas situaciones en que abunda el texto impreso se nos describen los cambios operados en la sociedad norteamericana, desde la perspectiva de las figuras centrales del relato. Esos cambios ocurren a partir de la conclusión de la segunda guerra mundial.
La película, por tanto, nos sitúa en ese ámbito y comienza con una vuelta atrás, desde un presente triste y melancólico, una reunión de clase en que se reencuentran dos viejos amigos: uno, escritor y el otro, de ascendencia judía, hermano menor del que fuera gran ídolo de la clase apodado “el sueco”.
El sueco acaba de morir y así, desde su muerte y a través de los recuerdos de su hermano recuperamos al personaje en pleno vigor juvenil y triunfos atléticos. Conocemos de su matrimonio con una joven católica, Dawn, hija de inmigrantes y de familia perteneciente a la clase trabajadora, de su felicidad inicial y del amor de ambos -sobretodo del padre- por la única hija procreada en esa unión, apodada “Merry”.
“Merry”, al crecer, le da a su vida un giro totalmente sorpresivo y muy doloroso para sus padres. Se convierte en terrorista urbana, perseguida por el F.B.I. al atribuírsele la destrucción a través de una bomba casera de la estación de correos del pueblo. Por ello desaparace, causándoles nuevos sufrimientos a sus progenitores. Ante tan penosa situación el matrimonio sigue rumbos distintos: el olvido por parte de la madre y la búsqueda incesante por el padre, búsqueda que produce resultados para enfrentar al protagonista a nuevas pruebas.
La película impresiona e interesa, más que por el inicio de carrera de McGregor como director, por la fuerza inherente al relato. Estamos ante un retrato extendido por varias décadas de una familia, con un protagonista que se convierte en ejemplo de amor paterno y también testigo de unos cambios que no comparte.
Las actuaciones rendidas tanto por McGregor como de Jennifer Connelly, el primero en el papel del sueco y la segunda interpretando a su esposa y de Dakota Fanning como la hija son dignas de encomio, en especial la de Jennifer Connelly.
American Pastoral sobresale más por el texto en que se inspira que por los logros de su director, aunque es de celebrar la alternación que emplea el realizador para ilustrar los cambios por las que atraviesan los personajes. Oscilan entre lo ficcional y lo documental, presente en la cinta a base del pietaje tomado de los noticieros de la época que nos asoman a horrores como los de auto-inmolación o los que tomaron lugar en la guerra librada en Vietnam.