Por Luis Trelles
Ver Blancanieves, coproducción hispano-francesa dirigida por Pablo Berger y protagonizada por Maribel Verdú, Daniel Giménez Cacho y Macarena García, trae de inmediato a la memoria otra película reciente, la francesa The Artist, con la que comparte el ser una “rareza” dentro de los estrenos de cine, porque ambas vuelven al pasado del medio fílmico. Lo hacen a base de recurrir a recursos ya superados por el cine en su constante avance técnico. Son el blanco y negro en la fotografía y la ausencia de diálogos en el filme, salvo unas pocas canciones que se introducen en su metraje. Se rinde así homenaje en Blancanieves al cine silente.
Su argumento es una reinterpretación de un clásico relato infantil debido a los hermanos Grimm del mismo título. Dicha reinterpretación convierte al progenitor de Blancanieves en el rol de la víctima, pues siendo un torero famosos queda reducido, como consecuencia de las cornadas recibidas en uno de sus encuentros taurinos, a una gran impotencia física.
Su desgracia coincide con otra mayor: la muerte de su joven esposa al dar a luz a Blancanieves lo que le permite a la malvada madrastra enseñorearse del cortijo perteneciente al torero y hacerla a ella también, receptora de los mayores maltratos. Como consecuencia Encarna, la madrastra, se vuelve ama y señora de los destinos de estos dos seres infortunados.
El modo como Blancanieves logra escapar de las garras de su madrastra y convertirse en torera, de la mano y en compañía de un grupo de enanos que practican también la tauromaquia, dota al filme de un nuevo giro en la progresión de la historia.
Blancanieves, máxima ganadora de los premios Goya, que se otorgan en España a la producción fílmica sobresaliente, es ciertamente un filme insólito, por lo ya antes expuesto e relación con su factura técnica: ausencia de color y regreso a la modalidad silente pero es también un proyecto de sumo ingenio y de evidente creatividad. Ambos, ingenio y creatividad se manifiestan de continuo en sus planos, cambios introducidos en el material de base que le sirve de inspiración a la cinta y calidad de sus imágenes en blanco y negro.
En el terreno interpretativo Daniel Giménez Cacho en el papel del torero famoso, padre de Blancanieves, actor que posee suma expresividad en su rostro y Macarena García como la joven Blancanieves son los que mas se destacan.
Maribel Verdú como la pérfida madrastra trabaja su papel en clave de la exageración caricaturesca y Ángela Molina, relegada a la condición de actriz de reparto, compone su personaje, el de la abuela que cría y cuida de Blancanieves, con el desagarro y la intensidad necesarias.