Por Luis Trelles
Un modo de vida en nada acorde con las expectativas que rigen hoy la existencia en los Estados Unidos y en el llamado “primer mundo” se presenta en Captain Fantastic, película de estreno, dirigida por Matt Ross, que cuenta con la participación de Viggo Mortensen en el rol principal.
Su trama muestra a su inicio a una familia integrada por el padre (Mortensen) y seis hijos de diferentes edades, ya que el mayor es un joven de unos 17 años y el miembro más chico de este componente familiar apenas cuenta seis años.
Viven por sus propios medios, en medio de un bosque situado en el noroeste del país, proveyendose lo necesario para su subsistencia con su propio esfuerzo y reciben de continuo las enseñanzas nada convencionales ni tradicionales de su progenitor. Falta la madre y pronto el argumento nos revela que ha muerto en un hospital lejano y que su muerte ha sido autoinfligida ya que se ha suicidado.
Se introduce así el motivo central del filme: el largo viaje que hace la familia desde ese lugar apartado y silencioso al mundo actual, representado por un pueblo de Tejas donde se enfrentan al funeral planeado por el padre de la difunta, rol que corre a cargo de Frank Langella.
Se produce entonces el choque de ideas y de comportamientos entre ambos grupos, el familiar de la desaparecida y el más próximo a ella, formado por su viudo e hijos.
El choque llega a su punto álgido con la oposición del viudo a un entierro cristiano, solicitando en vez que se le entregue el cadáver para cremarlo al estilo budista y, de acuerdo con los deseos expresados por la difunta, arrojar las cenizas por un inodoro.
Este comportamiento y esta petición enfrentan a los dos hombres en disputa y provocan diferentes reacciones en los hijos que van desde el choque abierto con el “pater familias“ hasta la sumisión.
Película diferente que hace pensar en torno a la importancia de la familia y su peso e influencia en los hijos, Captain Fantastic es un filme anti-convencional en el que se presentan posiciones diametralmente opuestas, sin que ninguna triunfe plenamente aunque la balanza se inclina hacia la fórmula seguida por el padre.
El filme que fue mostrado en Cannes en la sección Una Cierta Mirada, le ganó a su realizador el premio a la mejor dirección. La película cuenta además con una actuación excelente, ofrecida por Viggo Mortensen. Se caracteriza por su contención que no impide que en momentos claves el actor deje fluir libremente las emociones.
Una cinta diferente y retadora que forma parte de ese conjunto de películas que representa la otra cara de la moneda del cine norteamericano: su producción independiente.