Por Luis Trelles
Cinta tanto de acción como de ideas, Eye in the Sky, dirigida por Gavin Hood (el realizador de Tsotsi) lleva el frente de su reparto a dos intérpretes birtanicos. Ellos son Helen Mirren y el recientemente fallecido Alan Rickman, que se hacen cargo de interpretar con suma contención pero, a la misma vez, con poderosa intensidad dramática los roles de un coronel británico (Mirren) y su superior (Rickman). Confrontan una situación que requiere de ellos la mayor celebridad, emfrentándose a dilaciones, dudas y titubeos de aquellos funcionarios que detentan altos cargos en el orden público pero cuya conformdad deben conseguir antes de proceder con sus planes militares.
Consisten en el envío de un proyectil mortífero desde un “drone” o avión sin pilotos que dirigido a gran altura por aviadores a cargo de la operación táctica, persigue inicialmente la captura de dos peligrosos terroristas. La operación, que toma lugar en Kenia, se complica cuando se descubre que la casa que los alberga prepara la salida de suicidas dispuestos a inmolarse con poderosas cargas atadas a sus cuerpos. Se esperan así nuevos en inminentes ataques terroristas. El cuadro se complica con la aparición de una niña, vendedora de pan, en las inmediaciones del edificio a destruir ya que su cercanía hará con toda posibilidad que ella también perezca.
Esta trama se abre entonces al choque entre los dos poderes: el militar, representado por los protagonistas, que buscan lograr su objetivo a toda costa y el político, que entra en consultas y deliberaciones de alto nivel y entre cuyos representantes figuran algunos que intentan impedir la operación para evitar que perezca una criatura inocente, aun cuando se corra el riesgo de que los suicidas lleven a cabo sus acciones terroristas.
La película hace gala tanto de la multiplicidad de escenarios que dominan el relato a sus comienzos y que, en cuestión de minutos trasladan a los espectadores a cerca de una decena de lugares del mundo; como de una sobriedad extrema en el desarrollo de la trama, prescindiéndose de lo sensacional y lo efectista para dejar que sean los actores los que le transmitan a los espectadores la gravedad de la situación.
Un recurso tan apropiado para reforzar las imágenes cargándolas de fuerza emocional como la música, se usa muy selectivamente y -en algunas secuencias claves- se presciende de ella para insistir en la fuerza interpretativa.
Eye in the Sky es un filme diferente en el contexto de los del género bélico y se distingue tanto por la intensidad como por la gravedad de los planteamientos que suscita en torno a las operaciones bélicas de nuestros tiempos.