Por Luis Trelles
La razón para ver esta película titulada Hello, My Name is Doris es la presencia de Sally Field como protagonista de la misma.
Esta actriz, que está próxima a cumplir 70 años, tiene tras sí una brillante carrera iniciada en la década de los años sesenta. Entonces ganó fama y popularidad siendo aun muy joven por su participación en las series televisivas Gidget (1965-66) y The Flying Nun (1967-70). Insatisfecha con el encasillamiento en tales papeles estudió arte dramática y pasó al cine, tras haber ganado un premio Emmy en 1977 por su caracterización de una mujer perturbada en Sybil.
En el medio fílmico obtuvo dos premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas como mejor actriz protagónica por los papeles desempeñados en Norma Rae (1979) y Places in the Heart (1984) y una reciente nominación en el 2012 por su soberbia interpretación de Mary Todd, la esposa de Abraham Lincoln en la película de Spielberg, Lincoln.
Hoy y en una edad que no se presta para el desempeño de roles principales sino más bien para papeles secundarios, se posesiona del filme que reseñamos. Tal vital y decisiva es su participación que, sin ella, la cinta no tendría el atractivo que genera su presencia.
Ella es Doris, una mujer cuyo tiempo de lozanía ha quedado atrás. Trabaja en una compañía de Manhattan mientras habita solitaria en Staten Island. Al producirse la muerte de su progenitora se enfrenta a una nueva crisis, provocada por su hermano y su cuñada que intentan persuadirla a que venda la propiedad.
La llegada de un nuevo compañero de trabajo, del que se enamora intensamente, constituye el punto central del argumento. Este gira en torno a los esfuerzos de Dolly por ganar el interés del hombre y tener relaciones con él, pese a la gran diferencia de edades entre ambos. Esos intentos la llevan a conocer nuevas amistades y entornos.
El resultado es un filme hecho a la medida de una actriz sumamente versátil. Lo demuestra una y otra vez, en el transcurso de la cinta que le permite ser apesadumbrada, risible y ridícula, aventurera, romántica y en definitiva exponerse a momentos muy dramáticos.
Estamos, pues, ante una película de muy débil argumento- se descubre leyendo los créditos del filme que se basa en una cinta previa de corta duración- lo que explica la endeblez de la trama. Esta se reduce a la exposición casi contínua de Sally Field.
Junto a ella, Max Greenfield, asume el segundo rol de importancia y palidece ante una intérprete como Sally Field.