Por Luis Trelles
El cine iraní con una producción fluctuante de no menos de 50 largometrajes y no más de 100 al año, figura entre los más importantes de Asia Occidental.
Sus películas, sin embargo, raras veces son vistas en Puerto Rico salvo que se trate de muestras especiales o de filmes premiados en festivales internacionales o reconocidos por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Sus producciones habladas en persas, lengua que nos resulta extrañar, abordan una temática representativa de los problemas de esa nación, de cultura y religión islámica.
Por ello el estreno de una cinta de tal procedencia, resulta un evento, máxime si se trata de una cinta como The Salesman, que ha obtenido en la reciente premiación de la Academia, el “oscar” a la mejor película en lengua extranjera, seleccionada entre las cinco que en definitiva resultaron finalistas para tal presea.
The Salesman tiene como figuras centrales a una pareja de actores, envueltos en la presentación en Teherán de la obra de Arthur Miller, La muerte de un viajante.
La amenaza del derrumbe del edificio en que habitan los obliga a desalojar de inmediato y a mudarse a una nueva vivienda. En ella encuentran un obstáculo en el hecho de que una de sus habitaciones sigue ocupada por las pertenencias de la anterior inquilina, una mujer de dudosa reputación, que no ha pasado a recogerlas. Proceden, por tanto, a vaciar la pieza y a almacenar tales pertenencias en otro lugar.
La trama toma entonces un giro inesperado ya que mientras Rana, la protagonista, se ducha, abre la puerta del domicilio a un extraño, creyendo que es marido, que regresa del teatro. La experiencia se convierte en una terrible al ser atacada por el desconocido.
Ese ataque mueve a su esposo a buscar al agresor y a no denunciar el hecho a la policía por temor al qué dirán. Lo mismo ocurre con su esposa que sólo le ha brindado la información más escueta en torno al ataque.
La sorpresa final viene dada por el descubrimiento quién es el culpable y el deseo del marido de tomar venganza, avergonzandolo frente a su familia.
The Salesman es un filme impactante que revela en su director, Asghar Farhandi, un gran sentido de lo fílmico trabajado desde perspectivas sorpresivas. El realizador se concentra, a los inicios del filme, en el movimiento casi constante de los personajes mientras se desenvuelve la historia a base de sucesos externos a los mismos. Más tarde, tras producirse la agresión, cambia de táctica y prefiere las escenas sostenidas, una vez que entran en juego las consecuencias de la agresión no sólo para la agredida sino sobre todo para el “honor” del marido.
Farhadi, que anteriormente había recibido de la Academia ese mismo “oscar” por su película A Separation (2010); revela en su filme una preocupación sostenida por una situación que reta creencias y tradiciones ancestrales, entre ellas la del orgullo masculino, necesitado de una “reparación” consistente en una venganza.
The Salesman reafirma la valía de su director, Asghar Farhadi, y ofrece al público un filme de méritos indiscutibles.