Por Luis Trelles
Leviathan, película rusa, figuró entre las cinco finalistas seleccionadas este año por la Academia de Artes y Cinecias Cinematográficas para competir por el “Oscar” que anualmente concede esta institución a la mejor cinta en lengua extranjera.
Estamos ante una película que “actualiza” o, mejor aún, reinterpreta la conocida historia de Job, procedente del Viejo Testamento. La reinterpreta, sin embargo, tan sólo en la primera parte de la historia.
Como se sabe Job sufrió toda clase de males en su existencia terrenal hasta que finalmente fue ayudado por Dios.
La figura central de Leviathan es un mecánico, un hombre del pueblo que en la región más remota de Rusia, aquella que se extiende en la parte noreste de ese país, colinda con el mar de Bering, cuyo estrecho de tan sólo 30 millas separa Asia de América del Norte.
Allí, en esa poco habitada parte del mundo, caracterizada por sus gélidos inviernos y cortos veranos, el protagonista del filme se enfrenta simultáneamente a una serie de catástrofes.
Consiste en la amenaza creciente que se vuelve realidad del poder público (representado por el todo poderoso alcalde de la ciudad en que habita). Desea posesionarse por la fuerza de su casa, situada en lo alto de un monte que le permite dominar al pueblo, situado más abajo.
Sus esfuerzos y los de su abogado, venido de Moscú, a fin de defender sus derechos, conocen el fracaso total ante la venalidad y corrupción imperantes en las esferas encargadas de impartir justicia e imponer autoridad.
Más lejos llega su tragedia pues a más de los problemas con su hijo adolescente, fruto de un matrimonio anterior, se une pronto a los mismos la infidelidad de su segunda mujer, cuyo adulterio se consuma con su defensor legal y mejor amigo. Desesperado, el protagonista (papel que cumple Alexey Serebryakov) se entrega cada vez más a la bebida y acaba enviado a prisión, acusado de asesinar a su esposa, quien se suicidó. Lo lleva a la cárcel su desafío a una autoridad a todas luces abusiva y arbitraria, y la acusación de un crimen que no cometió.
Leviathan, pese a desarrollar su historia en el marco de una naturaleza sino espléndida, grandiosa por sus espacios, concentra la mayor parte de su trama en escenas interiores y descansa para su plena efectividad en su elenco, encargado de desarrollar tan poderoso drama.
La encomienda no resulta fallida y la película logra transmitir plenamente sus mensajes, convirtiéndose tanto en un poderoso filme dramático como en una denuncia de los excesos, abusos y contradicciones imperantes en ese mundo.