Por Luis Trelles
El prejuicio racial existente en el sur de los Estados Unidos ha sido tema de muchas películas desde Birth of a Nation, la primera obra maestra de David W. Griffith que data de 1914. Reaparece nuevamente a través de la película Loving. Su título hace referencia tanto al amor existente entre sus protagonistas como el apellido de los personajes centrales de la cinta: el matrimonio formado por un hombre blanco y un joven de color, habitantes del estado de Virginia.
Es precisamente esa unión la que provoca el drama vivido por los Loving, condenados a prisión por el “delito” de su relación interracial, no obstante estar sancionada legalmente esa relación por el matrimonio contraido por ambos en la capital de la nación.
Para las autoridades locales ese certificado era letra muerta y no les impidió procesar a la pareja. Amparados por una sentencia suspendida si se marchaban del lugar, los Loving se mudaron a Washington, D.C. y allí vivieron por cerca de diez años en unión de los tres hijos que procrearon.
El interés de unos abogados que trabajan en favor de los derechos civiles de los afro-americanos, con los que se puso en contacto la protagonista, dio pie para el inicio de un proceso que llegó hasta el Corte Suprema de la nación, que falló en favor de la pareja.
La película se basa en hechos verídicos y en personajes que realmente existieron. Tal como ha sido llevada a la pantalla por el director Jeff Nichols se convierte no solo en un poder poderoso alegato en contra de la discriminación racial sino también en una película de poderoso impacto. Este deriva tanto de la fuerza inherente al tema tratado como de la fuerza de las actuaciones. Las mismas corren a cargo de Joel Edgerton y Ruth Negga.
El primero es un actor de origen australiano, estudiante de drama en la universidad de Western Sydney, que ha estado presente en el cine a partir del año 1996 en que formó parte de Star Wars (Guerras Estelares). Este es, por tanto, su mejor rol ya que el intérprete transmite con toda intensidad el modo de ser de un campesino blanco del sur de la nación, hombre trabajador, de pocas palabras, genuinamente enamorado de su mujer.
Ruth Negga, por contraste, es un nombre nuevo en el panorama del reciente cine norteamericano y su caracterización resulta tan convincente como la ofrecida por Edgerton.
La cinta fue presentada en el reciente festival de Cannes y no nos sorprendería que tanto Edgerton como Negga estuviesen entre los finalistas que competirán el próximo mes de febrero por los Oscars de mejores interprétaciones protagónicos masculino y femenino.