Por Luis Trelles
La importancia de un lugar en las vidas en las que influye se convierte en tema de Manchester by the Sea. Esta cinta figura prominentemente en las nominaciones hechas por la membresía de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ya que compite, no sólo por el Oscar que se adjudicará el domingo 26 de febrero a la mejor película del año 2016, sino que dos de sus intérpretes, Casey Affleck que asume el rol principal del filme y Michelle Williams que se desempeña en un rol secundario, han sido también nominados para competir por los premios de mejor actor protagónico y mejor actriz secundaria. Lo mismo ocurre con el director de la cinta, Kenneth Lonergan, candidato al Oscar como mejor director.
Todos estos reconocimientos son más que merecidos porque la película es una de excelencia, demostrada tanto a través de su argumento como por la fuerza de sus actuaciones.
La trama se centra en el personaje de Lee Chandler, un fontanero de talento silencioso, carácter reservado, dado a las respuestas que ofenden a algunos de sus clientes como el filme se encarga de demostrar desde su comienzo y a modo de descripción de los rasgos distintivos del personaje.
La muerte repentina del hermano de Lee, obliga a éste enfrentar tan dolorosa situación, agravada por la existencia de su único sobrino, Patrick, joven de 16 años, que por el testamento dejado por su progenitor, queda a cargo de su tío.
La relación entre ambos ocupa la parte principal de la cinta que trabaja la situación evitando los roces y choques que se producen entre ambos, contrastados con escenas pertenecientes al pasado. Muestran tiempos más felices, cuando Patrick era niño, vivía aún su padre y Lee era feliz con sus respectivas cónyuges, Lee, como consecuencia de una situación trágica que se revela al espectador ya adelantada la trama de la película.
A más de esa alternancia que es clave para entender la situación presente de tío y sobrino, la cinta presenta en más de una ocasión el paisaje del lugar a base de tomas que dejan ver la ciudad portuaria desde el océano, tan próximo a la misma.
Esa reiteración es la manera que tiene el director de recordar visualmente el impacto del lugar en ambos protagonistas ya que uno, no puede volver a vivir allí dado lo ocurrido en su vida y el otro, Patrick, no conoce otro lugar sino ése en que transcurrió su infancia y adolescencia, en que pueda ser igualmente feliz.
Manchester by the Sea es un filme embridado, de intensas situaciones que sólo se posesionan brevemente del argumento. El resto de su metraje se convierte en una meditación excelente por lo bien lograda, de una relación familiar enturbiada y complicada a la que hace referencia el lugar en que sucede la acción.