Por Luis Trelles
El cine francés hace frecuentemente co-producciones con otros países que resultan técnicamente películas francesas cuando son en realidad producciones representativas de otras naciones. Es el caso de Mustang, nominada por Francia como su selección oficial para competir por el premio a la mejor película en lengua extranjera que anualmente concede la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, con sede en Los Ángeles.
Mustang hablado en turco, rodado en dicha nación y con una historia que expone un problema de ese país, ha sido dirigido por Deniz Gamce Erguven y da por la pantalla la historia de 5 adolescentes que viven en un ambiente rural, a unos 1,000 kilómetros de la cosmopolita Estambul. La cinta resulta una de sumo impacto tanto por su trama como por la forma en que se presenta la misma.
Sus cinco protagonistas son huérfanas y salvo una, la más pequeña llamaba Lale, están ya en edad de casarse. El problema que plantea el filme es tanto el de su encierro, cada vez más intenso, por parte de la familia, en un afán obsesivo y abusivo de guardar su virginidad de la menor sospecha, requisito indispensable si se pretende darlas en matrimonio.
Sus juegos con unos muchachos a la terminación del curso escolar, reportados a la abuela por una vecina, inicia la tensión que irá en aumento por el afán imperioso por parte de la familia de “protegerlas”, evitando todo contacto con varones.
El cerco, que se describe en detalle, se hace cada vez más insoportable para las chicas y termina para dos de ellas con el matrimonio negociado para las mismas, satisfactorio en un caso para una de las protagonistas pero repulsivo para la otra.
La tercera de las hermanas se suicida al conocer de los planes matrimoniales que se aguardan y es sólo la más pequeña, que funge de narradora, la que consigue escapar junto a su otra hermana y llegar a Estambul.
La película es tanto un alegato poderoso contra costumbres y tradiciones que hacen de las jóvenes, víctimas de los planes familiares con respecto a sus vidas, como de énfasis en la virginidad, no consideradas por su valor, sino como garantía para los varones que se desposen con estas chicas de su posesión física, seguros de que se cumple tal condición.
El final abierto dado a la película permite al director dotar a su filme de una conclusión que se presume feliz y hace de la populosa Estambul un símbolo de una modernidad y una libertad para las mujeres, desconocidas en un ambiente rural como aquél en que se desarrolla la trama del filme.
Mustang nos llega con el reconocimiento que le ha sido otorgado en eventos fílmicos tan diversos como los festivales de Cannes, Chicago y Filadelfia.