Por Luis Trelles
Ready Player One, el más reciente filme de Steven Spielberg merece atención, no sólo por parte del público juvenil, adicto a los video-juegos, sino también por aquel grupo de la audiencia compuesto por personas mayores que han seguido la trayectoria del director a través de los años; ya que ReadyPlayer One abunda en referencias al cine del pasado tanto a cintas de horror como The Shining de Stanley Kubrick como a películas de ciencia-ficción, entre las que sobresalen por su abundancia e importancia las que integran el universo fílmico de Guerras Estelares (Star Wars).
Spielberg, además, ha sido un renovador se géneros tan antiguos como el de aventuras a base de sus filmes en torno a Indiana Jones y ha introducido una nueva manera de acercarse al mundo de las galaxias lejanas a base de sus cintas Close Encounters of the Third Kind y E.T. En ellas este realizador imagina lo que acontece con los extra-terrestres si llegan a nuestro planeta y se produce el encuentro entre ambos grupos (Close Encounters), ó, si un extra-terrestre, débil e indefenso, se encuentra sin ayuda en la tierra (E.T.).
En todo caso Ready Player One presenta una doble experiencia vivida por su personaje central, Wade Watts, cuando se separa de su ambiente, representado por la ciudad de Columbus, Ohio, en el año 2045 y se escapa a ese otro universo creado por los video-juegos. Allí asume un nombre diferente, toma otro aspecto físico y se encuentra con Atr3mis, nuevo nombre para la coprotagonista de la cinta en la “realidad” virtual. Ambos viven aventura tras aventura en el video-juego en que participan que
alternan con la existencia real, caracterizada por su aspecto decadente, totalmente distinto al fantástico del video-juego.
La película constituye un reto para el realizador que por su edad (71 años) pertenece a épocas muy anteriores a la difusión y popularidad de esta forma de entretenimiento. Spielberg sale más que airoso al ofrecernos un filme muy efectivo desde el punto de vista cinematográfico, que no sólo alterna dos mundos sino que los contrasta y utiliza para el del video-juego todo tipo de recursos desde el cromatismo diferente para las imágenes que allí suceden hasta el vestuario, maquillaje y diseño de producción diferentes. Es, sobre todo, el ritmo en estas secuencias lo que más atrae a los espectadores.
Las actuaciones corren a cargo de intérpretes jóvenes presididas por las que ofrecen Tye Sheridan y Olivia Cooke. Sheridan interpreta el doble papel de Wade/Perzival y su compañera de reparto tanto el de su amiga en la vida real como de Art3miss, con la que comparte las aventuras del juego. El nombre más conocido del reparto es el de Mark Rylance, el ganador del “oscar” de mejor actor secundario del año 2015 por su caracterización de un espía ruso en Bridge of Spies. Hace de James Hallyday, uno de los inventores del juego en el que participan Perzival y Art3miss.
El mensaje final de Ready Player One es el de que la realidad por ser “real” es la que se impone. Resulta débil y de menos importancia cuando se compara el metraje gastado en ese mundo imaginario con el difícil y desolando del mundo real.