Por Luis Trelles
Diferentes momentos de la vida de Rosaura Andreu, la recordada Titichagua de la televisión puertorriqueña, se materializa en la pantalla en la película así titulada, Rosaura.
La cinta que se basa en un guión escrito por la conocida actriz Ángela Meyer, quien también aporta la producción, lleva en la dirección a Gilo Rivera y en ella figuran numerosos intérpretes, tanto en los roles centrales del filme como en papeles secundarios. Este nutrido elenco lo encabezan Yinoelle Colón cómo Rosaura y Elsie Moreau, quien se encarga de personificar a la actriz en su edad madura y figuras conocidas del público cómo Félix Monclova, Marisol Calero, Ernesto Concepción, Braulio Castillo y Elia Enid Cadilla asumen diferentes papeles en la producción.
El filme cubre unos 20 años de la vida de Rosaura Andreu en esa etapa de su existencia en que se enfrentó a múltiples problemas amorosos ocasionados por los hombres que figuraron prominentemente en su vida mientras trabajosamente se hacía de un nombre en el mundo del teatro y del espectáculo en un recorrido que la llevó desde las Antillas Mayores (Cuba y Puerto Rico) a América del Sur donde trabajó y vivió en Bolivia, Argentina y Brasil, fijando su residencia definitiva en Puerto Rico. Aquí murió a avazada edad en noviembre del año 2010.
Esa trayectoria existencial incluyó su temprano ‘matrimonio’, a los doce años, con Leopoldo Fernández ‘Trespatines’; el nacimiento de su hijo que falleció al nacer y una vida infeliz al lado de un hombre que de continuo mantenía relaciones con otras mujeres.
Tras el rompimiento con Fernández inició una nueva relación amorosa, esta vez con el actor boliviano, Carlos Cervantes. Este la llevó a Bolivia repitiéndose el patrón de abandono e infelicidad que ya había experimentado en su primera unión.
Sale de Bolivia y marcha a la Argentina, donde vive un gran amor con Charlo, figura de la canción argentina que incursionó también en el cine de aquel momento, la llamada “época dorada” de dicha cinematografía.
Madre de dos hijos: uno mayor, fruto de su unión con Leopoldo Fernández, que había permanecido en Cuba al cuidado de su abuela materna y el más pequeño, “Chamaco”, hijo de Cervantes, Rosaura Andreu abandona a Charlo, trabaja por algún tiempo en Río de Janeiro y al fin se radica en Puerto Rico.
Su historia se recibe en el filme a base de las conocidas ‘vueltas atrás’, desde un presente en que conocemos a la actriz ya madura en conversación con Ángela Meyer, hija de una de sus grandes amigas. Es esa visita la que mueve a la protagonista a confiarle a Ángela Meyer su vida pasada.
A más de las vueltas atrás el filme utiliza, al inicio de cada una de sus secuencias una fotografía en blanco y negro y/o ligeramente coloreada a fin de recordarle al público que se enfrenta con el pasado de Rosaura, para luego dejar que el color se posesione de las imágenes.
Rosaura es un filme que descansa en las actuaciones pues son éstas más que la fluidez propia del cine, pobremente utilizada, las que predominan en la cinta.
El resultado en pantalla es desigual con algunas interpretaciones mejores. En esa categoría se encuentran las de Yinoelle Colón y Elsie Moreau.
Rosaura se convierte en un tributo de recordación y homenaje a Rosaura Andreu por parte de otra intérprete, Ángela Mayer, unida a ella por lazos de amistad y trato profesional.