Por Luis Trelles
Clint Eastwood después de unos comienzos en cine trabajosos y difíciles ganó el favor del público a base de unos filmes conocidos como “spaghetti westerns”, hechos en Italia.
Pasó después a incorporarse al cine de su país donde alcanzó relieve estelar interpretando cintas en las que la violencia era rampante como puede apreciarse de su cinta más famosa de ese periodo titulada Dirty Harry (1971).
Su éxito fue tal que creó su propia compañía de películas, Malpaso y se convirtió en director, alcanzado en dos ocasiones el premio al mejor director y el renococimiento a las cintas que dirigió como mejores películas de los años 1992 y 2004. Esos Oscars de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas le fueron concedidos por Unforgiven, un western revisionista y Milion Dollar Baby, un filme diferente sobre el boxeo, interpretado por Hilary Swank.
Ese florecimiento tardío de su carrera fue tanto más sorprendente por ser el insumo de un realizador que contaba al momento de su última premiación 73 años de edad.
Hoy, a los 87 años, se estrena de su autoría la película que reseñamos. Se trata de una presentación fílmica de un hecho real, ocurrido a bordo de un tren expreso que viajaba de Amsterdam a Paris en agosto de 2015 y que fue atacado por un terrorista armado.
Tres norteamericanos, pertenecientes a las fuerzas armadas de su nación, impidieron que el terrible ataque se convirtiera en una masacre, gracias a su valiente y decisiva intervención que consiguió neutralizar al atacante y hacerlo prisionero.
Este suceso hizo de los tres norteamericanos unos héroes recibiciendo por su hazaña la Legión de Honor, de manos del presidente Holland.
El problema para llevar a la pantalla este evento consistia en su rápida ocurrencia y en el carácter de héroes circunstanciales del trío de protagonistas.
Clint Eastwook no podía, por tanto, elaborar una película como la de Fred Zinnemann en torno al intento de asesinato del presidente Charles de Gaulle titulada The Day of the Jackal, ya que ese suceso fue por largo tiempo planeado y hacia posible un minucioso relato en el que se mostrara paso a paso cómo se había planificado el mismo.
Al carecer de esa posibilibdad, Eastwood trabaja sobre un guion que se concentra en el pasado de los tres héroes y específicamente en el de mayor importancia, Spencer Stone, narrando detalles de su infancia y juventud y el modo como entabló la duradera amistad.
Como consecuencia, el ataque sólo ocupa la parte final de la cinta, siendo esta la más efectiva junto con el comienzo del filme en el que el realizador utiliza en forma acertada una presentación del atacante caminando hacia el tren y sólo muestra sus pies y alguna otra parte de su cuerpo, creando así una tensión creciente.
The 15:17 To Paris es, por tanto, un filme desigual que no está a la altura en creatividad fílmica de sus dos cintas anteriores, premiadas por la Academia.
A The 15:17 To Paris le falta energía y vigor. Ello es posible atribuírselo a la presencia de los tres héroes de la vida real, que se interpretan a ellos mismos y -al no ser acotres profesionales no poseen el histrionismo necesario para generar dramatismo a través de sus roles.
Cabe también preguntarse si a una edad tan avanzada como la de Clint Eastwood es aún posible dirigir una película en forma novedosamente creativa.