Por Luis Trelles
La debacle financiera del 2008 que provocó la quiebra tanto de importantes compañías y bancos norteamericanos como la pérdida de sus hogares por miles de personas que vieron sus propiedades ejecutadas como consecuencias de su impago, es el tema de la cinta de estreno titulada The Big Short.
La película, a base de su guion que toma en cuenta los hechos reales y las implicaciones de ese desastre económico, se convierte en una que adquiere gran movilidad gracias a los esfuerzos de su director, Adam McKay. Adam McKay hace de esta historia de por sí muy complicada y con numerosas ramificaciones una muy absorbente. Compensa así la necesaria densidad del asunto con sus términos macro-económicos, con un ritmo muy ágil y unos más que frecuentes, constantes movimientos de cámara que transorfman al filme en uno que a través de su estilo cinematrográfico compensa por las difilcultades inherentes al tema.
Adam McKay, cuyas películas anteriores son poco conocidas, sorprende por ello al mostrar ese estilo tan fluído como para contrarrestar las dificultades y complejidades del asunto tratado en esta, su más reciente película.
Ha contado en el orden interpretativo con un reparto poblado de nombres triunfantes en el cine actual. Lo forman Christian Bale, un actor de recia personalidad que asume uno de los roles centrales de la cinta; Ryan Gosling, galán de nuevo cuño del cine norteamericano y, junto a ellos, dos figuras de más larga trayectoria cinematrográfica como Steve Carell, cuyo nombre se asocia casi con personajes de clara cómica y el famoso Brad Pitt. Pitt en los últimos años se ha especializado en personajes que contradicen los de clara prosapia romántica desempañados en la fase inicial de su carrera. Hoy prefiere roles como el asumido en Inglorious Bastards. En línea parecida está su personaje en The Big Short. Aparece con una poblada barba que oculta un tanto sus facciones, ya no tan tóscas y juveniles como antaño.
Por último y como una muestra de lo efímero que resulta el triunfo alcanzado por los intérpretes secundarios premiados con el Oscar que anualmente concede la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en esa categoría, aparece formando parte del elenco Marisa Tomei, la receptora de ese reconocimiento en 1992 por su papel en My Cousin Vinny. Su participación en The Big Short es una muy pequeña que apenas le permite hacer valer sus dotes actorales.
En ese renglón de la presencia femenina en el reparto de esta película puede decirse que es minoritaria, como para evidenciar que en el universo de Wall Street y de las altas finanzas los que compiten por sus respeto y también por sus desafueros son los hombres.