Por Luis Trelles
Un modo de vida domina The Florida Project, un filme dirigido por Sean Baker con una voluntad muy evidente de usar un estilo fílmico diferente.
Este se manifiesta en la forma de encuadrar a los personajes. Se presentan muy a menudo por la espalda y los encuadres se concentran en la mostración de tan sólo parte de los cuerpos de estos, excluyéndose sus caras. Las tomas son, con frecuencia, lejanas y nos presentan a los personajes a gran distancia mientras se escuchan claramente sus conversaciones, creándose así un contrapunto entre lo visto y lo oído.
Esa voluntad de estilo está al servicio de una trama sin mucha progresión dramática, que se contenta con la mostración repetida de un modo de vida desolador.
El personaje central de la película es una niña que en compañía de su madre vive en un motel en las afueras de Orlando, en el que los residentes son personas de escasos recursos.
Moonie pasa sus vacaciones escolares haciendo todo tipo de travesuras, acompañada de otros chicos de la vecindad. Sus maldades alcanzan un punto álgido cuando provocan un fuego en un edificio deshabitado, teniendo los bomberos que acudir a sofocar las llamas; incendio que presencian los adultos que aparecen en la película.
Halley, la madre de Moonie, es una mujer joven que lleva una vida precaria, subsistiendo a base de todo tipo de prácticas, inclusive la prostitución, que ejerce en las mismas facilidades en que habitan madre e hija.
No hay, pues, escenas explícitas sexuales pero sí recurre la película a la repetición de las mismas tomas que sirven para evidenciar la actitud recurrente de la madre. Es otra vecina, madre de uno de los chicos en cuya compañía anda Mooney, quien la denuncia a las autoridades tras una violenta pelea entre ambas. El otro personaje de importancia es Bobby, el administrador del motel, que protege a los chicos de un pederasta y procura en general ayudar a los residentes, aún cuando Halley le resulte social y moralmente irresponsable.
No empece a ello, las escenas entre madre e hija son muy afectivas, haciéndose claro a los espectadores el cariño mutuo que se profesan y, al mismo tiempo, lo indeseable de una existencia en estas condiciones para una niña que comienza a viivr.
El único reparo a la película consiste en el final dado a la misma. Resulta forzado al romper con el clima de cruda realidad que preside el filme.
Cinta sin intépretes conocidos, salvo William Dafoe, que asume el papel del administrador del edificio, The Florida Project se destaca en el aspecto interpretativo por la actuación de Brooklyn Prince en el papel protagónico.
The Florida Project presenta un cuadro existencial a la vez sórdido y real que refleja en la pantalla el tipo de existencia que se lleva por ciertos grupos en los Estados Unidos.