Por Luis Trelles
The Girl on the Train se basa en un libro muy vendido en los Estados Unidos, un “best seller” en suma, de la autoría de Paula Hawkins. La cinta lleva como gran protagonista a Emily Blunt, secundada por un reparto del que formará para Haley Bennett y Justin Theroux. Todos bajo la dirección de Tate Taylor convierten en realidad cinematográfica lo que en su origen fue un relato impreso.
La trama de The Girl on the Train se desarrolla en torno a Rachel, una mujer divorciada, entregada al alcohol, que centró su diario vivir en el viaje que hace de la localidad, próxima a Nueva York, en que vive, hasta la ciudad de los rascacielos.
En el tren contempla a diario la casa de unos vecinos suyos a los que ve de contínuo besándose y abrazándose y hace de ellos el modelo de la felicidad.
A dos puertas de estos personajes habita su ex-marido con su nueva esposa y la pequeña hija de ambos.
En una ocasión Rachel se lleva de su antiguo domicilio a la pequeña e imagina, al no ver un día a la pareja que envidia su felicidad, que algo le ha pasado a la mujer.
Se desarrolla así una historia en la que la alcoholizada Rachel no recuerda lo acontecido la noche crucial en que mataron a su admirada vecina y se convierte en sospechosa de un crimen que está por esclarecer.
De trama complicada y gratuita en muchas de sus instancias, The Girl on the Train es un relato típico de una cinta en la que la actuación protagónica, en este caso la rendida por Emily Blunt, se convierte en el aliciente de la película por la intensidad y calidad dramática del trabajo rendido por Blunt caracterizando a Rachel.
Lo restante del filme, entiéndase las complicaciones de su trama, no están a la altura de esa caracterización y responden más bien a los parámetros de algunos “best sellers” de incluir en su argumento situaciones sexuales y violencia brutal como modo de tener éxito en el mercado.
En cuanto a las faenas actorales rendidas por los otros intérpretes de la película que secundan a Emily Blunt, cabe decir de ella que son también acertadas, en especial las rendidas por Haley Bennett como la esposa “ideal” que supone Emily y que dista mucho de serlo, o Justin Theraux, que asume el rol del ex-esposo de Rachel. Éste, de modo inesperado, se transforma en lo que no parecía ser a los inicios de la cinta. También otro cliché del que se sirven tantas películas y obras de ficción.