Por Luis Trelles
El tema de la venganza, frecuente en el cine, se convierte en la razón de ser de The Revenant, la cinta dirigida por Alejandro González Iñárritu que cuenta con la presencia estelar de Leonardo DiCaprio y que, a través de más de dos horas y media de tiempo de proyección, nos enfrenta a un relato fílmico en el que se combina el hiperrealismo con la subida belleza de los paisajes.
La trama se centra en el personaje de Hugh Glass, explorador y cazador que conduce un expedición a través de un área de los Estados Unidos a principios del siglo XIX, aun poco explorada, transitada tan sólo por tropas y traficantes de pieles. Ambos grupos se enfrentan con frecuencia a los indígenas, primeros habitantes de estas regiones y los diezman, arrebatándoles sus productos naturales.
Glass viaja en compañía de su hijo, fruto de su unión con una indígena y, al enfrentarse a un oso y quedar muy mal herido, otros de los componentes del grupo, Fitzgerald, no solo asesina a su hijo sino que intenta matarlo, dejándolo abandonado.
Glass sobrevive y se dedica a buscar a Fitzgerald para ejecutar su venganza. No está solo en ese empeño puesto que una banda de indios viaja por la zona en misión similar, en busca de la hija del jefe de la tribu, prisionera de los intrusos.
El filme de González Iñárritu resulta sobrecogedor a la vez que impregnado de una violencia brutal que aflora de contínuo, bien se trate de la inflingida por un animal salvaje; ocasionada por la brutalidad de los seres humanos o meramente omnipresente como consecuencia del rigor del clima que mal se presta para sobrevivir en tan duras condiciones ambientales.
The Revenant ha sido la gran nominada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para competir en 12 categorías por los Oscar. El reconocimiento incluye las categorías más conocidas: mejor película, mejor director y mejores actuaciones protagónicas masculinas y secuandarias. Otra categoría importante, la de la camarografía tiene en el trabajo de Emmanuel Lubezki un fuerte candidato.
El filme se distingue también por el protagonismo adicional que ocupa la naturaleza. El relato no tendría el mismo impacto sin ese elementos que, una y otra vez, se apodera de la cinta para ofrecernos como en Aguirre, el extraordinario filme de Herzog, la relevacia de este aspecto en nuestro contienente, bien se imponga como en la película citada por su exhuberancia salvaje o bien domine al hombre y lo venza con la destemplanza de un clima invernal en paisajes de unas dimensiones impresionantes.
The Revenant confirma la creatividad del cine de González Iñárritu, un realizador cuyos temas y estilo se imponen al espectador. La cinta se caracteriza por la violencia extrema y la fuerza de esa violencia es tal que los actores quedan sujetos a su impacto. Baste considerar como Leonardo DiCaprio se transforma bajo las directrices del director y se vuelve un intérprete a la merced de los elementos y los designios de González Iñárritu.