Por Luis Trelles
X-Men: Days of Future Past, nueva película de los hombres X, se distingue sobre todo por la magnitud de sus efectos especiales que dominan sus secuencias de acción y por ser, para los que conocemos la fórmula de Grand Hotel en cuyo reparto figuraban las grandes estrellas de la época, un filme de múltiples personalidades del cine ya que en él aparecen Hugh Jackman; Jennifer Lawrence, ganadora del “oscar” que concede la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, a la mejor actuación femenina protagónica; Michael Fassbender, Hale Berry (otra recipiente del premio anual de la Academia) y James McAvoy. Se unen a ellos dos viejos intérpretes de la serie en progreso (ya se ha anunciado un nuevo título que formará parte de la misma en el futuro cercano (2016) X-Men Apocalypse) Ian McKellen como Magneto y Patrick Stewart que aparece de nuevo en el papel del profesor X.
Esos efectos dominan secuencias como la que ocurre a bordo de un avión en marcha o la más portentosa que toma lugar en París en los años setenta del pasado siglo cuando se celebró la firma del tratado que puso fin a la guerra de Vietnam y que aseguró así el triunfo de Vietnam del Norte sobre el del Sur.
Todo este despliegue de escenas de acción y ese cúmulo de efectos especiales caracterizan a la cinta, cuyo costo se asegura ronda los 200 millones de dólares para convertirla en la película más costosa del estudio Fox, con excepción de las dirigidas por James Cameron (Titanic y Avatar).
Efectos especiales y acción casi contínua por sí solas no son suficientes para mantener el interés en una cinta, es necesario también un tema.
Este, haciéndole justicia al título dado al filme, se mueve entre dos periodos de tiempo diferentes, desplazándose de contínuo de uno a otro y moviendo a sus personajes por seis diferentes naciones. El mismo tiene que ver con una re-visión de ese pasado (ocurrido en los años setenta).
Los hombres X vistos en esa época como jóvenes evitan que unos gigantescos robots que se han encargado de destruir la Casa Blanca, lleven a cabo el asesinato del presidente Nixon, con lo cual la historia reciente de los Estados Unidos hubiera seguido un curso diferente. Ellos abogan una vez más por los derechos de esa minoría formada por los seres mutantes que quieren con sus acciones garantizar un futuro mejor para ese grupo maltratado, del que forman parte los personajes centrales.
En términos de actuación es difícil que una cinta como ésta se preste para un despliegue del talento actoral. Con todo, hay algunos momentos que permiten algunos esfuerzos interpretativos. Sobresalen en ese departamento Jennifer Lawrence (Mystique) que puede así mostrar a más de su figura, sus habilidades histriónicas y Michael Fassbender que se hace cargo del rol de Erick.
Extraordinaria en el desfile de las formidables técnicas a su disposición y menos satisfactoria por increíble en términos de trama, X-Men: Days of Future Past combina lo ya conocido (las películas anteriores de la serie) con el formidable despliegue de lo técnico.