Por Luis Trelles
Bajo las apariencias de un Western con las situaciones del género, Django Unchained, el nuevo filme de Quentin Tarantino se revela en realidad como un ofrecimiento que responde ante todo y sobre todo a los parámetros que han hecho famosos su cine: violencia frecuente que alcanza un parixismo terrible en la que la masacre de seres humanos sobreabunda, hábil utilización de los recursos del medio puestos al servicio de este realizador y una trama que, aunque nos desplaza al año 1858- a dos de comenzar la sangrienta Guerra Civil Norteamericana, abunda en anacronismos. Entre los principales figura la música utilizada para acompañar las imágenes.
El argumento de Django Unchained gira en torno a otra de esas parejas disparejas de que tanto gusta el cine procedente de los Estados Unidos. Se forma por un alemán, de profesión dentista, que ha cambiado el ejercicio de la misma por un negocio más lucrativo, eliminar de la faz de la tierra a matones buscados por la justicia, vivo o muertos, por los cuáles el gobierno paga generosas recompensas.
Al comenzar el filme, este dentista libera a un esclavo afro-americano porque le puede identificar a varios de estos peligrosos sujetos. Comienzan así un largo recorrido por el país desplazándose desde Tejas, donde se inicia la trama, a Tennessee y, más tarde, al estado de Mississippi donde culmina la misma con un “fin de fiesta” ( entiéndase una nueva masacre) que le permite a Django huir al fin del sur de la nación, libre no esclavo, y lo que parecía imposible, acompañado de su esposa, también esclava.
Lo que resalta en esta cinta es el estilo de Tarantino que cuenta con sus admiradores desde los días en que se estrenara Pulp Fiction, y el conjunto de actuaciones ofrecidas por un reparto que encabezan el actor de nacionalidad austríaca, Christoph Wirtz y el popular Jamie Fox como Django. Junto a ellos y haciendo unas cortas apariciones cabe destacar a Leonardo Di Caprio y a Samuel L. Jackson. Interpretan los roles del dueño de una gran plantación y su sirviente negro, una suerte de “alter ego” del patrono y tan capaz como él de la máxima violencia cuando se materializa la oportunidad.
Película que es más para los fanáticos de la violencia extrema preferida por Quentin Tarantino para sus filmes y que constituye una especie de recurso distintivo del realizador, Django Unchained estrenada el día de Navidad no puede ser más opuesta al éspiritu de esta fiesta y ciertamente no será del agrado de aquellos que no gustan de tal violencia.