Por Natalia Ramos Malavé
Los próximos años serán llenos de aventuras y liberación para el laureado Dr. Samuel Silva Gotay. Y es que, según confesó el Profesor Distinguido de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, de ahora en adelante se dedicará a escribir Literatura Infantil.
“Novelas para niños es un vuelo, es una liberación de la prisión de las notas al calce. La libertad que hay en la aventura es algo maravilloso y más cuando son los niños los que me acompañan en ese vuelo, en ese atrevimiento que es motivo de gran gozo”, dijo Silva Gotay.
“Desde niño soy aventurero porque para seguir trabajando en la UPR…, empecé a los 22 años y llevo 54 enseñando e investigando, (para hacer eso) tengo que ser aventurero”, añadió.
¿Quién es el responsable de este giro en la vida del Dr. Silva Gotay? Pues un niño yaucano, protagonista de su última novela: “La aventuras de Juan Cecilio en la Ciudad Perdida”.
La historia, que se concentra en el siglo XIX. Comienza cuando Juan acompaña a su padre, un cafetalero ilustrado, a Asia. El propósito de este viaje era conseguir semillas y arbustos especiales de café para sembrarlos en Puerto Rico.
Es en Camboya donde comienza la gran aventura. Allí aprenderá a valorar lo que tiene y a luchar por lo que quiere.
Juan Cecilio tendrá que enfrentar muchos peligros para regresar junto a su familia. En el camino conoce buenos amigos, como Rayo y Salvador, que se convertirán en sus fieles aliados. Y claro, los consejos de su abuelo, siempre presentes en la memoria de Juan.
El libro: “Las Aventuras de Juan Cecilio en la Ciudad Perdida”, publicada por Ediciones SM, fue merecedor del primer lugar en la Categoría de Literatura Infantil, en la reciente premiación del Pen Club de Puerto Rico (PCPR) 2013.
“Curiosamente es el libro que más alegría me da. Es una novela, donde la historia y la geografía se tienen en cuenta para los niños, pero en forma de una gran aventura”, resaltó Silva Gotay.
Según el laudo, esta novela fue escogida por el jurado “gracias a su calidad narrativa, a la riqueza de las visiones del mundo en él se presenta y a su capacidad parar generar en el joven lector curiosidad intelectual y el inmenso deseo de seguir investigando sobre los mundos que acaba de conocer gracias a la maravilla de este relato”.
Asimismo, fue premiada en la quinta edición del Premio de Literatura Infantil “El Barco de Vapor” 2013, dotado con doce mil dólares, que otorgan la Fundación SM y el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP).
Otro libro, reconocido por el Pen Club de la autoría de Silva Gotay fue: “La Iglesia Católica de Puerto Rico en el Proceso Político de americanización, 1898-1930”.
Sobre este premio Silva Gotay expresó que “significa mucho para mí en este momento de mi vida. Mucha gente se va de la universidad, muy jóvenes me parece a mí, y yo todavía en mi década de los setenta sigo produciendo. Es importante que la gente sé de cuenta de lo que uno hace y que se reconozca para seguir produciendo”
En esta categoría, la escritora de cuentos infantiles Tina Casanova, tuvo una Mención por “El Cuadro del Padrino Antón”.
El jurado a cargo de seleccionar a los ganadores estuvo compuesto por catedráticos, escritores y personalidades de alto prestigio intelectual.
Las categorías de las obras premiadas fueron: antología, novela, cuento, poesía, memorias, teatro, ensayo y literatura infantil.
En Novela, se escogió a “Barataria”, de Juan López Bauzá y la mención fue para Manolo Núñez Negrón por “Barra China”, “historia de Yuga Wang, hombre asiático, trabajador clandestino, que cruza los mares hasta llegar a este confín del Caribe, donde es necesario adaptarse a un ambiente hostil de narcotraficantes y en dónde se suceden aventuras que palpitan en la emoción primaria de una humanidad obligada a corromperse”, reza el laudo.
La premiación del Pen Club fue dedicada a los reconocidos literatos puertorriqueños: Manuel de la Puebla y Emilio Díaz Valcárcel.
De la Puebla, es un afamado crítico, ensayista y poeta, mientras que Díaz Valcárcel es un galardonado escritor.
Silva Gotay, fue designado en el 2008 como Profesor Distinguido, máximo reconocimiento que se ofrece en la Universidad de Puerto Rico. Se otorga a los catedráticos o catedráticas que, durante su servicio docente, se destacan por su dedicación a la enseñanza, por una obra creadora y por el prestigio que su trabajo ha dado a la UPR.