Por Luis Trelles
La tragedia vivida en Sudán a partir de los años ochenta del pasado siglo cuando la guerra civil dividió al país en dos zonas opuestas, causando muerte y desolación en el sur de la nación, separando a las familias tras el asesinato de los progenitores y forzando a miles de niños y jóvenes a marchar largas y agotadoras jornadas en busca de asilo en naciones limítrofes como Etiopía (donde no hallaron acogida) o finalmente en Kenya donde se estableció un campamento de refugiados, se convierte en el tema de la película de estreno, The Good Lie.
La cinta está dirigida por Philippe Falardeu y protagonizada por Reese Witherspoon, secundada por un cuarteto de jóvenes sudaneses que son realmente los co-protagonistas de la película, ya que se trata de presentar en la pantalla su triste historia.
Estos jóvenes tras encontrar asilo en ese campamento de refugiados de Kenya tienen la oportunidad de ser acogidos en los Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Kansas, a la que viajan/
Su travesía, sin embargo, no comienza bien pues al llegar se separa a los tres varones de su única hermana que al no ser recibida por ninguna familia de Kansas es enviada a Boston. aAl dolor de esta separación, incomprensible para sus hermanos en razón de la fuerte solidaridad familiar que los unía, se agrega la extrañeza y el asombro ante costumbres a las que tienen no sólo que enfrentarse sino que deben asimilarse.
Les resulta difícil entender ellos que provienen de un continente asolado por la hambruna y las carestías como en los supermercados se deshacen a diario de alimentos “expirados” que podrían sostener a tantos deambulantes. No entienden tampoco como es tan fácil mentir acerca de tantas cosas e, inclusive, les resulta incomprensible que la joven encargada de encontrarles empleo (Reese Witherspoon) viva sola sin la protección de un esposo o, a falta de éste, de lo hijos que debería tener.
Es esa parte de la cinta- una que podría dividirse en tres secciones diferentes- la más simpática de un filme que tanto a sis comienzos como a su conclusión se vuelve penosamente realista en un caso o dolorosamente sentimental en el otro (su conclusión).
The Good Lie no es sólo una cinta que le ofrece un cambio de rol apariencia física a Resse Witherspoon (que aparece en el filme completamente “desglamorizada) sino una película de sorprendente aliento humano que, al recordar muy vívidamente la tragedia de Sudán obligada al espectador, consienta a reflexionar sobre las injusticias y contradicciones que tanto abundan en el mundo y en la desigualdades existentes en la era global.