Para la década de 1990, la Ley de Municipios Autónomos disponía que cada municipio organizaría su plan territorial en coordinación con la Junta de Planificación para alcanzar la autonomía municipal. Debido a que los planes nacionales se hicieron a medias, los municipales alcanzaron mayor velocidad.
La tradición puertorriqueña de planificación de uso de terrenos comenzó en 1940, con la Guía de Desarrollo Físico para la Expansión Urbana, en la cual se propuso el primer plan de uso de terreno para el desarrollo municipal. El fallo estuvo en que no se discutió ampliamente en qué consistía y el propósito de su implantación. Según el Dr. Carlos Guilbe López, el éxito de un plan de uso de terreno depende tanto de los especialistas como de la ciudadanía.
Hasta el día de hoy, Puerto Rico no ha contado con un plan nacional coherente sobre el uso de terrenos. Este plan es necesario, ya que Puerto Rico es un país con mucha diversidad geográfica y una cuantiosa población. Pero más allá de ser viable, dicho plan debe tomar en cuenta la armonía que debe existir entre la actividad humana y el ambiente.
El Dr. Carlos Guilbe López discute la importancia de la coherencia en los planes nacionales y el balance regional y ecoambiental en otra edición más de Hilando Fino.
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Un análisis de temas de sociales, culturales y políticos. Hilando Fino, todos los martes a las 4:00 pm por el 89.7 fm San Juan, 88.3 fm Mayagüez y por radiouniversidad.pr.