*La tercera de una serie de cuatro reseñas realizadas por el productor del programa musical Jazz en seis cuerdas, Jose A. Velez, sobre el Heineken Jazz Fest 2016, celebrado del 17 al 21 de marzo*
Noche del sábado 19 de marzo
La noche del sábado ofreció un menú variado que iba desde la bomba, pasando por el avantgarde, tercera vertiente y fusión jazz-rock, terminando con boleros y piezas clásicas en fusiones con jazz latino.
Foto por Joe Colón.
La noche abrió con la banda de “Furito Ríos & Standard Bomba”. El nombre del grupo describe claramente el carácter de su oferta musical, ya que el repertorio se trataba de standards de jazz en fusiones con la bomba puertorriqueña. El líder toca tanto el saxofón alto como el tenor. Su hijo Raúl contaba con sólo dos años de edad la última vez que Furito se presentó en el Heineken Jazz Fest. Ahora constituye la línea frontal de la banda junto a su padre, tocando la trompeta y el fiscornio (flugelhorn). Héctor Matos estaba en la batería, Juan Luis Angleró en el piano, y el veterano Junior Irizarry era el bajista. Completaba el grupo un total de cinco coristas y tocadores de barril; comenzando con Héctor Calderón, Víctor Emanuelli, Mariela Mendoza, Omar Sánchez y Raúl Rodríguez.
La mayor parte de los números que tocaron eran standards de jazz de la autoría de compositores como Freddie Hubbard, Wayne Shorter ó Charlie Parker. Las introducciones de los temas estaban a cargo de Furito, ó al unísono de saxofón y trompeta, con ritmo de barriles de bomba. Usualmente los solos estaban a cargo del saxofón, el piano, el bajo, la batería, y/ó el barril de Calderón. La maestría y el liderato de Furito fueron evidentes en todo momento. También evidenció buen humor y respeto al dirigirse a los presentes.
Para el hermoso tema de “Little Sunflower”, Furito cedió la tarima a su hijo. Raúl Ríos utilizó el fiscornio para esta pieza, acompañado por barriles, piano, batería y bajo. El desempeño de Raúl fue excelente, con bonita sonoridad, excelente fraseo, buena construcción del solo y gran sensibilidad musical. La audiencia respondió con una merecida ovación.
El broche de oro para cerrar la participación de la banda fue un número centrado en el toque, canto y baile de los tocadores de barril, acompañados por el resto de los instrumentos. Virtualmente todos fueron pasando uno a uno frente a la tarima para bailar al ritmo de la bomba. Luego que el bailador completaba su danza, retomaba el barril y el canto. El resultado fue un entusiasmado aplauso por parte del público.
Foto por Joe Colón.
La segunda participación resultó ser algo completamente diferente y no comparable a los otros conceptos presentados. Se trataba del baterista mexicano “Antonio Sánchez & Migration”. Antonio ya había participado en el festival en ocasiones anteriores pero nunca como líder. Sánchez comenzó dirigiéndose al público para explicar que lo que iban a tocar era una pieza suya de una hora de duración, titulada “The Meridian Suite”. El grupo tenía formato de quinteto y lo completaban su esposa Thana Alexa (criada en Croacia) en vocales y percusión menor miscelánea, el reconocido Seamus Blake (de Canadá pero oriundo de Inglaterra) en EWI y saxofón tenor, John Escreet (inglés) en piano y teclados electrónicos, terminando con Matt Brewer en bajo acústico y eléctrico.
Las diferentes secciones de la suite llevan los títulos de “Grids and Patterns”, Imaginary Lines”, “Channels of Energy”, “Magnetic Currents” y “Pathways of the Mind”. Realmente la suite terminó durando más de una hora (apróximadamente una hora con diez minutos). Era obvio que combinaba pasajes compuestos, con segmentos improvisados. A pesar de lo complejo y extenso de la música, pasmosamente no había música escrita! La suite constituye también la totalidad del CD del grupo, con el mismo título de la pieza. Interesantemente, Sánchez compuso y tocó solo para la banda sonora de la película “The Birdman” en el año 2014, con buena acogida de la crítica. Me parece que “The Meridian Suite” también podría ser utilizada como banda sonora para película.
Todos los integrantes demostraron un alto nivel musical y de dominio de sus instrumentos. En el caso de Alexa utilizó su voz tanto para cantar las letras, así como para hacer vocalizaciones sin palabras, sonando como otro instrumento de viento, en ocasiones haciendo uso de la electrónica para estos efectos. Escreet tiene la técnica, el toque y la sensibilidad para tocar pasajes clásicos, de rock, bop o avantgarde. Domina tanto el piano acústico así como sonidos electrónicos de “clavinet”, órgano ó sintetizador en general. Blake demostró un pleno dominio del tenor asi como del EWI, que tiene un sonido que combina un sintetizador con la caña. En ocasiones tomó solos sin acompañamiento alguno, osadía que solo suelen acometer improvisadores del más alto calibre como el gran Sonny Rollins. Brewer estuvo impecable en ambos bajos. Su desempeño en el contrabajo es articulado, con excelente fraseo, limpio y con buena definición.
La música tenía un carácter que era mayormente exploratorio, pasando por pasajes de balada, meditativos, o de alta energía. Por momentos la música sonaba a clásica, bebop, avantgarde, “new age”, o hasta rock. A veces la música parecía comunicar un viaje astral, sideral, o una peregrinación por diferentes zonas geográficas del planeta. A pesar de lo largo de la pieza y lo compleja de la misma, el nivel musical siempre fue de excelencia. El quinteto demostró buena química musical así como coherencia y sincronía. No obstante lo inusual de la música, lograron captar y mantener la atención de la audiencia que quedó algo hipnotizada por la magia sonora del viaje descrito por “Migration”. El público los premió con una merecida ovación.
Foto por Joe Colón.
El último turno de la noche fue para el “Paquito D’Rivera Ensemble”. Paquito se ha presentado muchas veces en Puerto Rico y a pesar de lo familiarizados que estamos con su trayectoria, su presentación nos sorprendió con algunos nuevos elementos. Su agrupación consistía principalmente de talento que le ha acompañado previamente a saber; el peruano Oscar Stagnaro en bajo eléctrico, Mark Walker en batería y Pernell Saturnino en congas. Pero Paquito nos sorprendió agradablemente con dos nuevos talentos en las figuras del pianista Alex Brown y de Víctor Provost en las pailas de acero (steel drums). Brown resultó ser un excelente pianista pero nos impresionó más aún el talento de Provost. Su instrumento es toda una obra de arte con una exquisita afinación, con el que logra tocar todo tipo de temas y ritmos.
Agradables también fueron el concepto musical y el repertorio de la presentación. El proyecto musical fusionaba el jazz con piezas clásicas y números clásicos del cancionero hispanoamericano, en combinación con elementos sinfónicos. Para este concierto Paquito usó el clarinete y el saxofón alto. El sonido del clarinete le ayudaba a dar un toque más clásico, mientras que el alto tendía a dar uno más latino ó jazzístico.
Tocaron dos temas clásicos, uno de Chopin y otro de Mozart, ambos con excelentes resultados. El tema de Mozart fue interpretado como una pieza de jazz al estilo Nueva Orleans. Los solos de Paquito y Brown fueron muy acertados pero Provost sorprendió con su capacidad y flexibilidad expresiva en las pailas de acero. De hecho tomó buenos solos en casi todas las piezas. De la pluma del popular compositor mexicano Armando Manzanero, interpretaron “Llévatela” y “Voy A Apagar La Luz”. Este último número lo interpretaron como un bop latino. La última parte de la presentación constaba de la “Suite Andalucía” del gran compositor cubano Ernesto Lecuona. La primera parte fue introducida por el piano con redobles españoles de la batería. Paquito tocó la suite usando el alto. Continuaron con “Andalucía” también conocida como “La Brisa Y Yo”, en variaciones de ritmos españoles, reggae y bop acelerado. Luego pasaron a “Siboney”, cerrando la suite con “Damisela Encantadora”, haciendo las delicias de la audiencia.
El público aplaudió alegremente pidiendo una más. Paquito complació a los presentes con dos números adicionales, su hermosa balada “Song For Maura”, dedicada a su madre y “Oye Como Vá” del maestro Tito Puente. Luego de aplaudir fuertemente el público se retiró muy complacido de haber disfrutado de un excelente banquete musical.
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