Por Luis Trelles
Las novelas de John le Carré, escritor inglés que revela a través de sus obras su propia experiencia en el Servico Exterior de su nación en los años sesenta, han tentado al cine en más de una ocasión, por ejemplo, recordamos que The Spy Who Came In From the Cold viajó a la pantalla en 1965, dirigida por Martin Ritt y con Richard Burton en el rol principal.
Hoy y en calidad de estreno se exhibe Tinker, Tailor, Soldier, Spy. Figura al frente de su reparto Gary Oldman, intérprete de mucha experiencia en el medio fílmico que ha conseguido formar parte del grupo de cinco nominados por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para optar por el “oscar” que anualmente concede a la mejor interpretación protagónica masculina. A más de Oldman aparecen en el reparto otros actores conocidos como John Hurt y Colin Firth. Forman parte de un grupo a cargo del espionaje de la nación inglesa. Uno de ellos conoce el dato, peligroso y sorprendente, de que en este círculo se ha infiltrado un agente soviético y se afana por descubrirlo. El fracaso de una operación en Budapest provoca su despido fulminante de la agencia así como de su compañero de muchos años, George Smiley (papel que asume Oldman), por lo que de momento quedan fuera de toda acción. Smiley, sin embargo, regresa al servicio al ser llamado por el alto mando para proseguir la investigación iniciada por su ya fallecido compañero.
Esa investigación y sus resultados nos llevan a conocer cuál de los otros miembros del grupo es ese espía al servicio de la Unión Soviética y su descubrimiento constituye la razón de ser de la cinta, cuya dirección corre por cuenta de Tomas Alfredson, realizador de la magistral Let the Right One In en 2008, figurando el propio le Carré como productor ejecutivo del filme.
La novela que da orígen a la película es una de trama muy complicada y al convertirse en material fílmico recibe del realizador Alfredson un tratamiento caracterizado por los frecuentes cambios de escenario (Londres, Budapest, Istambul y París) como por el ir venir en el tiempo ( se alternan presente y pasado), dando como resultado que el espectador necesite estar muy atento a la cinta en todo momento.
Al figuarar le Carré como productor ejecutivo de la producción ha cuidado que los abundantes diálogos sean parte esencial de la trama, enlazados a una rápida edición y a una ambientación que como ocurrió en The Spy Who Came In from the Cold descansa en la creación de una atmósfera opresiva mientras que las actuaciones son lo suficientemente contenidas como para hacer de la película una diametralmente opuesta a las exitosas películas que representan el género. Las de James Bond, por ejemplo, se distinguen por todo lo contrario: rápida acción, erotismo manifiesto, edición cortante y sobreabundancia de efectos especiales.
Tinker, Tailor, Soldier, Spy mueve el interés del público por su complejidad y prescinde de lo llamativo y superficial para ofrecer en cambio una experiencia cinematográfica tipificada por el rigor y la contención.